lunes, 14 de marzo de 2011

TACONES LEJANOS


Anoche no podía dormir. Estaba desvelado. Marcos dormía a mi lado como un tronco, y yo con los ojos abiertos de par en par. Mi mente empezó a buscar recuerdos de noches sin dormir y me trasladó a mi infancia. He hablado alguna vez de mi infancia en este blog, pero no he contado nada de mis noches. Cuando llegas a casa después de pasarlo mal en el cole, de estar harto de estar harto, de que te hayan hecho llorar y tu madre te pregunta que tal y le mientes por enésima vez "todo bien". Y sonrío. Hubiera dado mi vida por tener el valor de decirle la verdad. De decirle "todo mal mama", soy marica y lo saben todos menos tu, me has llevado a un colegio de curas donde ni me entienden ni quieren entenderme. Nadie juega conmigo. Cuchichean a mis espaldas, hoy me he caído porque me he pisado los cordones y se han reído todos. Sangraba de la nariz y a nadie le importó. El cura que me curó me dijo que eso me pasaba por tonto. Por no saber atarme las zapatillas. Pero y que quieres que haga. Si siempre me las atas tu. Pero no decía nada,"todo bien" y me marchaba a mi cuarto a escribir historias donde existían mundos en los que era feliz. Por la noche, en mi cama, con los ojos abiertos como anoche esperaba los sonidos que me hacían dormir como un bebé. A las 22:00, como un reloj suizo mi mama dejaba de hacer lo que estuviera haciendo y se acercaba a mi cuarto. yo escuchaba sus tacones acercarse, entonces cerraba los ojos y me hacía el dormido. Aprendí a ver con los ojos cerrados. Abría mi puerta se acercaba a mi cama y me daba un beso en la frente, me arropaba con la manta hasta el cuello y luego escuchaba sus tacones alejarse hasta la puerta, apagar la luz y cerrar despacito para no despertarme. Ese ritual me tranquilizaba y me hacía sentirme protegido. nunca he dormido tan bien en mi vida. No se cuando me hice mayor, o cuando fue el último día que dejé de escuchar los tacones, pero ocurrió. Me imagino que me convertí en un adolescente idiota que no necesitaba de besos y mantas para dormir. Con el tiempo, un día, hace no demasiado, creo que era en una boda de algún primo mio, yo estaba en mi cuarto vistiéndome y de pronto volví a escuchar esos tacones acercándose. Cerré los ojos. Allí estaba ella. ¿todo bien?

Volví a mentir. Todo bien.

Unos meses después le conté que era gay (ver entrada de blog MAMA, SOY GAY)

Y deje de mentirle.

Anoche mientras duró mi insomnio deseaba volver a oír acercarse esos tacones.

Y que me arropen

Que apague mi luz.

Y que cierre la puerta despacito, para no despertarme.

Pero no se oye nada, aunque a veces cierro los ojos y vuelvo a oírla.

3 comentarios:

  1. Es un placer poder seguir leyendo reflexiones asi. Soy el del anomino de bilbao de la anterior entrada. Saludos

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  2. Desde luego, los recuerdos de la infancia son imborrables :-)

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  3. Un abrazo Pano, me alegra volver a leerte por aqui y encantado que te guste, tienes razón Perro, nuestra memoria guarda para siempre todos los capitulos de nuestra infancia, afortunadamente...

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¿Y TU QUE PIENSAS DE TODO ESTO?