martes, 17 de enero de 2012

MADRID, VACIANDO BOLSILLOS.




Madrid, te debo una. Te debo una vida, la que me queda , que malgasto por tus calles,que hace mas de diez años me guiaron al infierno que anduve buscando desde que los Maristas me invitaron a arder en aquellas llamas.




Recuerdo el Madrid que descubría con los ojos como platos, sin pestañear para no perderme nada. El Madrid de chaperos a diez mil pesetas que me descubrían el mundo que había escondido tantos años, el Madrid del todo vale, el Madrid de "a quien le importa" que cantaba Alaska, el Madrid que un chico de provincias como yo, esperaba ansioso que le devorase.








El Madrid que me dio mi primer trabajo en una linea erótica, en el corazón de la Plaza de España, calentando a casados, camioneros, estudiantes, cuarentones, salidos, masoquistas..inventando personajes que no me atrevía a ser.








El Madrid que me dejó mi primera nochebuena lejos de casa en aquella Gran Vía lluviosa , esperando ningún taxi el día que mas solo me sentí desde que llegué a esta bendita y maldita ciudad. Mojado mirando las luces encendidas donde imaginaba familias cenando y con mi cesta navideña de cartón en la mano para que no olvidase que era Navidad, como cualquier personaje de mi admirado Berlanga y mi madre al teléfono escuchando las mentiras que le contaba mientras la lluvia me borraba las lágrimas de la cara, sin que me notara que me moría por volver.








El mismo Madrid que me hizo ser okupa en mi propia casa, ocupando un edificio de tres plantas solo para mi y para una stripper que balbuceaba castellano y me despertaba a las cinco de la mañana para que le abriese la puerta metálica de aquel edifico que poseí durante mas de dos meses. Y de tener un edificio para mi solo y para los ladrones que me quitaron lo poco que tenía, y me dejaron arrinconada mi dignidad me marché a una casa de 20 metros cuadrados sin pasar por la casilla de salida que dirían en aquel monopoly de Madrid, que por fin estaba jugando de verdad. Sin dados, sin dinero, sin propiedades..sin nada que perder.








El Madrid que me desvirgó en una litera de Vallecas un chico que nunca me dijo su nombre, porque como cantaba Sabina, cada noche tenía uno distinto.








El Madrid del Chueca de los cuartos oscuros, cuando salía a cazar a las cinco de la mañana, donde todo vale, y el alcohol ahoga los defectos, que el amanecer en otras sabanas descubre sin compasión.








El Madrid que me dejó coger de la mano a un chico sin mirar atrás, mirando a los ojos a los que me miraban el día que me cansé de esconder mis sentimientos en el mismo baúl que había escondido todo lo demás.








El Madrid que me dejaba caminar hasta perderme en sus calles, que me dejaba escribir en el Retiro cuando todavía escribía y juntaba letras con algo de sentido, antes de dejar de fumar.








Antes de dejar de perderme








Antes de hacerme mayor.








Madrid te debo una.








Dejame ir pagando.








Antes que vacíe mis bolsillos de tus recuerdos.




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domingo, 1 de enero de 2012

Once uvas



Que pena hacerte mayor, no creerte nada y verle el cartón piedra a las navidades.










Me gustaban mucho las navidades de cuando yo era mas pequeño, tan pequeño que creía en los reyes magos sin sospechar que nunca hicieran caso de lo que escribía en mi carta y me trajeran otros juguetes mas baratos ( se habrán equivocado de niño, pero jugaré con sus juguetes).El mejor regalo me lo trajeron cuando ya no creía en ellos, una maquina de escribir. Mejor así, porque ya tengo a quien agradecerselo toda mi vida. Esa maquina me cambió. Me dejó escribir los cuentos que salvaron mi vida.

Los reyes magos, si hubieran existido no me la hubieran traído nunca porque era muy cara. Me gustaba montar el belén y llenarlo de nieve absurda , adornar el árbol de plástico de navidad que dormía todo el año en el trastero y lo rescatábamos durante esas dos semanas como si no pudiéramos vivir sin el. Cada año estaba mas torcido y destrozado pero la patética imagen del árbol desnudo se transformaba en majestuoso cuando lo disfrazabamos de navidad. Me gustaba el ajetreo en mi cocina el día de nochebuena, el olor del marisco, mi padre cortando el turrón, la mesa grande del comedor, que nunca usábamos para cenar vestida con su mantel de navidad y su cubertería de los días especiales esperando a sus comensales, los anuncios de juguetes de la tele, me encantaba ir de puerta en puerta cantanto villancicos esperando alguna propinilla para gastarlo en chucherías.





Me gustaba el frío de navidad, la alegría de la gente en esas fechas, el villancico que no deja de sonar como banda sonora de todos los establecimientos donde entrabamos, el saludo de feliz navidad y prospero año nuevo que se enviaban unos a otros y otros a unos, me gustaba mucho la sensación de nervios en el estomago la noche antes de que Papá Noel apareciera en nuestros cuartos llenos de juguetes. La frase de mi madre de "vete a dormir ya, que como venga Papá Noel y te pille despierto no te deja los regalos", y fingir que dormía.





Me encantaban las navidades, incluso en Mujercitas, mi libro de cabecera siempre era navidad.










Me gustaría volver a esas navidades, y lo intento todos los años, y empiezo muy ilusionado, me dejo llevar, pero según pasan los días y sin poder evitarlo le veo la trampa a las navidades.










Ahora, justo ahora que los reyes magos me traen lo que pido aunque me lo quiten de mi bolsillo, justo ahora que no cubro de nieve el belén, ahora que paseo por el centro de Madrid y me emocionan las luces de colores, justo ahora que tengo a mis sobrinos que se creen a pies juntillas a los reyes magos, ahora que es cuando mas falta me hace creermelas, ahora que he pasado una de mis mejores navidades, soy tan idiota que no me las creo.










Ayer me comí once uvas pensando que eran doce.





No se que montón de maldiciones caerán sobre mi.





Estoy expectante.





De momento no pasa nada.





Una canción del YouTube me ha hecho recordar mis navidades.





A lo mejor ya están pasando cosas





....





Feliz 2012.