domingo, 3 de abril de 2011

MUJERCITAS



El primer libro que cayó en mis manos fue el de "Mujercitas".

Todavía me recuerdo tumbado en la alfombra de mi salón leyendo las aventuras de esas mujercitas que siempre quise ser.

Yo me sentía Jo. Siempre escribiendo teatrillos que luego interpretaba junto a sus hermanas. Jo quería ser chico y esa doble personalidad que ejercía muy valientemente para la época de la novela siempre me sedujo y quizás fuera el personaje que más me acercó a mi homosexualidad. Yo me enamoré de Jo porque en mi imaginación era un chico y la realidad de la novela, donde era la mas imaginativa de las cuatro hermanas me permitía de cara a mi mente todavía confusa con respecto a mi sexualidad amarle con la libertad que aquella sociedad que me rodeaba todavía no me permitía con un chico. Incluso cuando mi madre me preguntaba que era lo que me tenía atrapado devorando ese libro le decía abiertamente que me había enamorado de la personalidad de Jo que era una forma tramposa de presentarle a mi primer novio oficial. Hubiera dado todo por poder trasladarme a aquella América de 1861 y sentarme junto a mis mujercitas a la orilla de la chimenea mientras nevaba en la calle leyendo las cartas que les enviaba su padre desde el frente donde combatía en la guerra de la secesión. Aunque yo si me hubiera casado con el joven vecino Laurie. Recuerdo el olor de ese libro. Una noche mientras leía una aproximación de Jo y Laurie, que para mi mente eran dos chicos me empalmé. Estaba en mi cuarto y tuve que hacerme una paja. Allí, debajo de mis sabanas imaginandome una escena tórrida de amor. En el momento de mayor excitación un segundo antes de que me corriera entró mi madre en mi cuarto.

-Apaga la luz y a dormir.

Mientras yo me corría encima de la pagina donde estaba leyendo e intentaba disimular mi cara de puro placer y sacar una voz relajada que dijo.

-Ya terminé.

Aquel libro se quedó siempre con dos paginas pegadas con mi pegamento de semen y nunca las quise separar por temor a romper mi libro favorito así que nunca supe como acababa aquel encuentro entre Jo y Laurie. No se cuantas veces me leí aquel libro saltándome siempre aquellas paginas de las que intentaba pasar rápido si leía el libro en publico porque siempre me remitían un fuerte olor a semen, o como diría yo en aquella época "huele a polla". Seguramente fuera mi imaginación la que me traicionaba exagerando el olor pero el día que vi a mi madre leyendo el libro casi me da algo.

- Tenías razón, esta muy bien este libro de las mujercitas, pero Jo es un poco marimacho, no?

En ese momento llegaba a las páginas pegadas que ni corta ni perezosa tiro de ellas sin miedo y rompiéndolas.

_ Que asco, que se te ha caído aquí? Yo, fingiendo indignación le cogí el libro violentamente -Ya me lo has roto. Y me lo llevé a mi cuarto. Seguía oliendo a semen pero pude leer lo que pasaba entre los dos. Josephine, mi Jo, le daba calabazas al pobre Laurie y el único sexo que tuvieron los dos fue el tiempo que esas páginas estuvieron pegadas por mi semen adolescente.

Años después mis amigos me regalaron una edición de lujo de Mujercitas. Lo releo muchas veces. Abro por cualquier parte del libro y leo un trozo. Como una biblia. Cuando el azar me lleva a las escena de mi masturbación sigo oliendo a semen.

Y me gusta. Me lleva otra vez a mi alfombra donde me tiraba con mi libro favorito.

Pero ya no me excita.

He perdido la inocencia pajillera de mis trece años.

Ahora necesito de internet, o de Brent Corrigan, o de mi novio para masturbarme.


Y eso ya me jode mas.

2 comentarios:

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